Y si... finalmente llego el día, amanecimos tempranito esperando que el pronostico acertara y que la llovizna que nos persiguió el sábado se hubiera finalmente disipado. Eso sí, el cielo que nos recibió celeste ni bien comenzaba el día, no le aviso al calor que apareciera así que con 3,4 °C y firmes nos encontramos en la puerta de lo de Seba minutos antes de las 10:00.
Ese, que era un pequeño paso para el hombre abrigado, fue el necesario para que algunos disfrutáramos la vuelta y otros hicieran su debut en los senderos de Ezeiza.
Pero antes de los senderos un poco mas de anécdota de viaje porque si hablamos de placeres terrenales esta salida no podía no contar con ellos.
Ya arrancada la mañana alrededor de las 9:55 nos enteramos que Euge nos había preparado torta, pero no teníamos cuchillo. Tantas ganas teníamos de entrarle a las vituallas que más de uno, entre los que me incluyo, ofreció entrarle directamente con los dientes.
Pero la siempre virtuosa inteligencia de nuestras compañeras, en este caso Romi, sugirió que pidiéramos un cuchillo por el portero eléctrico.
Cuando el cuchillo finalmente llegó nuestro entusiasmo pudo más y decidimos suspender el desayuno hasta llegar a Ezeiza.
Confieso que la suspensión del desayuno fue tan solo una patraña para ponernos en movimiento porque antes de subir a la autopista yo ya le estaba entrando a un pedazo de pasta frola que estaba buenísimo. Grande fue mi sorpresa, mientras masticaba, cuando compartiendo con mi socio él me dijo “-No, me estoy cuidando...” Después de salir de mi asombro, que no me duro más de 5 décimas de segundo, el mencionado sujeto continuo la frase “-Me estoy cuidando... de no mancharme los dedos...” y ni lerdo ni perezoso le entró a la pasta frola que luego nos haría pasar, casi como si se tratara de una venganza, por la imperiosa necesidad de que un Ninja nos pateara el pecho ya que se había vuelto, vaya uno a saber por que razón, como un engrudo que obstruyó nuestras vías aéreas superiores, impidiendo o al menos complicando nuestro proceso respiratorio.
Ya en la autopista rumbo a Ezeiza y ni bien pasamos la Av. General Paz les informo a mis coviajantes que por el espejo no veía ninguno de los dos autos que venían con nosotros... Alta sorpresa nos dieron cuando por teléfono nos avisaron que casi perdemos la bici de Pablo que iba firmemente asegurada con un piolín de pizza en el portabicis de juancho.
Si me permiten voy a hacer una breve y extemporánea aclaración, cuando minutos antes nos encontramos en la casa de Seba y me dispuse a cargar las bicis Juancho con su proverbial sonrisa me dijo que para que necesitaba tanto elástico, correa y hasta... una cadena!!!! Bueno, a esta altura del relato creo que la respuesta es tan obvia que esta a la vista de todos los lectores.
Bien, una vez reencontrados llegamos sin sobresaltos hasta el CADEN observando previamente y de camino, el lugar que horas mas tarde se convertiría en un enclave estratégico de esta historia.
Nos registramos armamos las bicis y quien suscribe estaba como un niño en juguetería esperando para entrar en el tan demarcado y ansiado sendero.
Reconozco que más allá de mi entusiasmo por pedalear quería probar el famoso mil hojas de Euge que una vez que lo vi pensé y confieso: “Me sacan la bici, el sendero, el CADEN y la mar en coche, pero yo de acá sin entrarle a este mil hojas no me muevo” tan honesto fue mi pensamiento que, casi por telepatía, nos sincronizamos y entre todos hicimos desaparecer como por arte de magia la mitad del mil hojas, con la excusa de que necesitaríamos energía para enfrentar el circuito.
Luego de una breve charla técnica que contuvo algunos comentarios como los que reproduzco a continuación “...El sendero se recorre en esta dirección...” “...Hay dos circuitos el Básico y el Pro...” “...No se los recomiendo uno viene andando y no le tiene respeto al circuito y después se parte...” “...Los baños están allá, la puerta que se ve es el de mujeres, el de hombres esta del otro lado... nunca falta el que aprovecha.... bah!, hasta que le toca una fiera y entonces no jode mas” y otras por el estilo nos dispusimos en fila india a encarar el sendero, dejando a nuestras fieles compañeras, Romi y Julia, para que recorrieran la naturaleza de a pie.
No creo tener palabras para describir ese sendero, es espectacular, suficientemente angosto como para romperse las clavículas contra los árboles, con saltos, curvas y contra curvas, raíces, chicanas y horquillas que te obligan a mantenerte enfocado o a arriesgarte a un golpe que puede ser importante.
Como a los 500 metros nos reencontramos ya que nos habíamos separado, como consecuencia del propio ritmo de cada uno en el sendero, todos con una sonrisa de oreja a oreja disfrutando, tal como lo expreso Juancho con una precisión envidiable, como si estuviéramos en Disney.
Segundo tramo y otra vez las dificultades técnicas más una recta importante para desarrollar un poco de velocidad que, o casualidad, tiene una chicana en el medio que si te distraes te factura si o si. Terminado este tramo nos reencontramos nuevamente sin saber, la mayoría de nosotros, que estábamos a no mas de 200 metros de donde el sendero se dividía en Básico y Pro.
Como niños desobedientes encaramos el sendero Pro hasta la primer bajada, todos frenamos ahí a ver como se encaraba y luego del análisis uno a uno bajamos, algunos en las bicis y otros, nótese el uso del termino en plural, emulando o inclusive preparándose para el casting de la remake de Superman.
Después de recuperar el aire y ver que todo estaba en su lugar sin roturas, con mucho cuidado seguimos por el circuito Básico, mucho riesgo sin siquiera haber terminado la primer vuelta, pensamos.
Para cuando llegamos al mismo lugar en la segunda no pudimos resistir la tentación y fuimos por el sendero Pro, algunos nos animamos un poco mas otros un poco menos pero todos disfrutamos como chicos en “Meta palo y a la bolsa”, “Fruncelhort” y en la que he dado en llamar “Mr. Hyde” una bajadita pequeña de no más de 2 a 3 metros prácticamente vertical. Donde nos encontramos con Romi y Julia que nos sacaron las fotos que verán al final de esta entrada.
Luego de unas cuantas vueltitas, cada vez más rápido, forzando nuestro limites, en particular contra los árboles, dimos por terminado el paseo ciclístico cargando nuevamente las bicis en los autos y eventualmente atándolas con piolines para pizza.
Capitulo aparte merecen los mosquitos atérmicos (como los bautizo Seba) que descubrieron la estufa de cuarzo y con 3 °C siguen picando como si estuviéramos en verano con 32 °C y una humedad del 95%. Por Dios esos mosquitos atacaban en bandada y puedo dar fe que atravesaron las calzas sin ninguna complicación.
N de R: No asistir al CADEN sin OFF Verde o repelente de similares características a menos que disfruten ser violados por mosquitos.
Bien, continuando con el hilo conductor temporal y luego de cargar las bicis en los autos partimos al que hubiéramos mencionado como el enclave estratégico, una parrilla bien de Ezeiza en la que sucumbimos a la gula y nos deleitamos con prácticamente todo lo que había al fuego, aun a riesgo de ser tildados como primitivos y/o eventualmente entrarle también a una brasa.
Así fue que luego de las empanadas, los choris, el asado, el vacío, la bondiola, el matambrito de cerdo, en ese orden, y obviamente acompañado de papas fritas en cantidad necesaria y una sola ensalada (les recuerdo que éramos ocho) nos clavamos unos flanecitos que parafraseando a Lean... rockeaban!!!
Siendo ya casi las 5 de la tarde de un Domingo y con el sol poniéndose sería razonable pensar que encaramos cada uno para su casa para bañarnos y gratificarnos con un merecido descanso… pero no.
Juancho nos ofreció su casa así que, en caravana, marchamos todos para allá a tomar el mate, recuerden que nos quedaba media mil hojas y la torta de ricota entera!!!
Que buena manera de terminar el Domingo todos juntos, contándonos nuestras anécdotas del circuito y otras no tan ciclísticas, riéndonos como chicos y disfrutando alrededor de una mesa con mate y tortas, viendo las fotos que sacaron las chicas y algunos videos de Youtube y planificando, aunque fuera de manera teórica, nuestra próxima salida.
Ya para las 19:30, ahora si, cada uno marchaba a su casa como podía con los músculos cansados pero con el corazón contento después de un domingo, parafraseando a Marciano Duran, con nuestra Segunda Familia, la ciclística.
Los participantes de esta salida fuimos:
Romi
Julia
Euge
Juancho
Pablo
Lean
Seba
Y por supuesto quien suscribe.
Ese, que era un pequeño paso para el hombre abrigado, fue el necesario para que algunos disfrutáramos la vuelta y otros hicieran su debut en los senderos de Ezeiza.
Pero antes de los senderos un poco mas de anécdota de viaje porque si hablamos de placeres terrenales esta salida no podía no contar con ellos.
Ya arrancada la mañana alrededor de las 9:55 nos enteramos que Euge nos había preparado torta, pero no teníamos cuchillo. Tantas ganas teníamos de entrarle a las vituallas que más de uno, entre los que me incluyo, ofreció entrarle directamente con los dientes.
Pero la siempre virtuosa inteligencia de nuestras compañeras, en este caso Romi, sugirió que pidiéramos un cuchillo por el portero eléctrico.
Cuando el cuchillo finalmente llegó nuestro entusiasmo pudo más y decidimos suspender el desayuno hasta llegar a Ezeiza.
Confieso que la suspensión del desayuno fue tan solo una patraña para ponernos en movimiento porque antes de subir a la autopista yo ya le estaba entrando a un pedazo de pasta frola que estaba buenísimo. Grande fue mi sorpresa, mientras masticaba, cuando compartiendo con mi socio él me dijo “-No, me estoy cuidando...” Después de salir de mi asombro, que no me duro más de 5 décimas de segundo, el mencionado sujeto continuo la frase “-Me estoy cuidando... de no mancharme los dedos...” y ni lerdo ni perezoso le entró a la pasta frola que luego nos haría pasar, casi como si se tratara de una venganza, por la imperiosa necesidad de que un Ninja nos pateara el pecho ya que se había vuelto, vaya uno a saber por que razón, como un engrudo que obstruyó nuestras vías aéreas superiores, impidiendo o al menos complicando nuestro proceso respiratorio.
Ya en la autopista rumbo a Ezeiza y ni bien pasamos la Av. General Paz les informo a mis coviajantes que por el espejo no veía ninguno de los dos autos que venían con nosotros... Alta sorpresa nos dieron cuando por teléfono nos avisaron que casi perdemos la bici de Pablo que iba firmemente asegurada con un piolín de pizza en el portabicis de juancho.
Si me permiten voy a hacer una breve y extemporánea aclaración, cuando minutos antes nos encontramos en la casa de Seba y me dispuse a cargar las bicis Juancho con su proverbial sonrisa me dijo que para que necesitaba tanto elástico, correa y hasta... una cadena!!!! Bueno, a esta altura del relato creo que la respuesta es tan obvia que esta a la vista de todos los lectores.
Bien, una vez reencontrados llegamos sin sobresaltos hasta el CADEN observando previamente y de camino, el lugar que horas mas tarde se convertiría en un enclave estratégico de esta historia.
Nos registramos armamos las bicis y quien suscribe estaba como un niño en juguetería esperando para entrar en el tan demarcado y ansiado sendero.
Reconozco que más allá de mi entusiasmo por pedalear quería probar el famoso mil hojas de Euge que una vez que lo vi pensé y confieso: “Me sacan la bici, el sendero, el CADEN y la mar en coche, pero yo de acá sin entrarle a este mil hojas no me muevo” tan honesto fue mi pensamiento que, casi por telepatía, nos sincronizamos y entre todos hicimos desaparecer como por arte de magia la mitad del mil hojas, con la excusa de que necesitaríamos energía para enfrentar el circuito.
Luego de una breve charla técnica que contuvo algunos comentarios como los que reproduzco a continuación “...El sendero se recorre en esta dirección...” “...Hay dos circuitos el Básico y el Pro...” “...No se los recomiendo uno viene andando y no le tiene respeto al circuito y después se parte...” “...Los baños están allá, la puerta que se ve es el de mujeres, el de hombres esta del otro lado... nunca falta el que aprovecha.... bah!, hasta que le toca una fiera y entonces no jode mas” y otras por el estilo nos dispusimos en fila india a encarar el sendero, dejando a nuestras fieles compañeras, Romi y Julia, para que recorrieran la naturaleza de a pie.
No creo tener palabras para describir ese sendero, es espectacular, suficientemente angosto como para romperse las clavículas contra los árboles, con saltos, curvas y contra curvas, raíces, chicanas y horquillas que te obligan a mantenerte enfocado o a arriesgarte a un golpe que puede ser importante.
Como a los 500 metros nos reencontramos ya que nos habíamos separado, como consecuencia del propio ritmo de cada uno en el sendero, todos con una sonrisa de oreja a oreja disfrutando, tal como lo expreso Juancho con una precisión envidiable, como si estuviéramos en Disney.
Segundo tramo y otra vez las dificultades técnicas más una recta importante para desarrollar un poco de velocidad que, o casualidad, tiene una chicana en el medio que si te distraes te factura si o si. Terminado este tramo nos reencontramos nuevamente sin saber, la mayoría de nosotros, que estábamos a no mas de 200 metros de donde el sendero se dividía en Básico y Pro.
Como niños desobedientes encaramos el sendero Pro hasta la primer bajada, todos frenamos ahí a ver como se encaraba y luego del análisis uno a uno bajamos, algunos en las bicis y otros, nótese el uso del termino en plural, emulando o inclusive preparándose para el casting de la remake de Superman.
Después de recuperar el aire y ver que todo estaba en su lugar sin roturas, con mucho cuidado seguimos por el circuito Básico, mucho riesgo sin siquiera haber terminado la primer vuelta, pensamos.
Para cuando llegamos al mismo lugar en la segunda no pudimos resistir la tentación y fuimos por el sendero Pro, algunos nos animamos un poco mas otros un poco menos pero todos disfrutamos como chicos en “Meta palo y a la bolsa”, “Fruncelhort” y en la que he dado en llamar “Mr. Hyde” una bajadita pequeña de no más de 2 a 3 metros prácticamente vertical. Donde nos encontramos con Romi y Julia que nos sacaron las fotos que verán al final de esta entrada.
Luego de unas cuantas vueltitas, cada vez más rápido, forzando nuestro limites, en particular contra los árboles, dimos por terminado el paseo ciclístico cargando nuevamente las bicis en los autos y eventualmente atándolas con piolines para pizza.
Capitulo aparte merecen los mosquitos atérmicos (como los bautizo Seba) que descubrieron la estufa de cuarzo y con 3 °C siguen picando como si estuviéramos en verano con 32 °C y una humedad del 95%. Por Dios esos mosquitos atacaban en bandada y puedo dar fe que atravesaron las calzas sin ninguna complicación.
N de R: No asistir al CADEN sin OFF Verde o repelente de similares características a menos que disfruten ser violados por mosquitos.
Bien, continuando con el hilo conductor temporal y luego de cargar las bicis en los autos partimos al que hubiéramos mencionado como el enclave estratégico, una parrilla bien de Ezeiza en la que sucumbimos a la gula y nos deleitamos con prácticamente todo lo que había al fuego, aun a riesgo de ser tildados como primitivos y/o eventualmente entrarle también a una brasa.
Así fue que luego de las empanadas, los choris, el asado, el vacío, la bondiola, el matambrito de cerdo, en ese orden, y obviamente acompañado de papas fritas en cantidad necesaria y una sola ensalada (les recuerdo que éramos ocho) nos clavamos unos flanecitos que parafraseando a Lean... rockeaban!!!
Siendo ya casi las 5 de la tarde de un Domingo y con el sol poniéndose sería razonable pensar que encaramos cada uno para su casa para bañarnos y gratificarnos con un merecido descanso… pero no.
Juancho nos ofreció su casa así que, en caravana, marchamos todos para allá a tomar el mate, recuerden que nos quedaba media mil hojas y la torta de ricota entera!!!
Que buena manera de terminar el Domingo todos juntos, contándonos nuestras anécdotas del circuito y otras no tan ciclísticas, riéndonos como chicos y disfrutando alrededor de una mesa con mate y tortas, viendo las fotos que sacaron las chicas y algunos videos de Youtube y planificando, aunque fuera de manera teórica, nuestra próxima salida.
Ya para las 19:30, ahora si, cada uno marchaba a su casa como podía con los músculos cansados pero con el corazón contento después de un domingo, parafraseando a Marciano Duran, con nuestra Segunda Familia, la ciclística.
Los participantes de esta salida fuimos:
Romi
Julia
Euge
Juancho
Pablo
Lean
Seba
Y por supuesto quien suscribe.
Antes de entrar al circuito:


La "Mr. Hyde":



La "FruncelHort":


Subiendo antes de la "Mr. Hyde"
2 comentarios:
Precisa y excelente crónica de un domingo de puro disfrute!!!
A repetir!! y especialmente a reepetir el enclave estratégico!!!
exelente posteo!!!
muy buen domingo, de punta a punta, sin desperdicio alguno.
y yo que pensaba que la "s" de mi nombre era de Sebastian...
gracias Seba, ya se para que remake proponerme como protagonista!!!
muy bueno en serio y u grupazo del carajo!!!!
Publicar un comentario