A continuación la adaptación de un texto escrito por Marciano Duran, un escritor Uruguayo, realizada por la Universidad Regiomontana y que describe con una exactitud envidiable y haciendo uso de una narración admirable como somos.
Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Salen temprano por la mañana y se empeñan en ganarle al sol, cuando todos duermen salen de puntillas sin hacer ruido, no esconden nada, no quieren dar molestias. Están locos. En verano pedalean, suben, bajan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia los moje. Pedalean empapados siempre, cuando no por la lluvia, por el sudor. Yo los he visto. Pasan rápido por la bajada, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empinadas, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan obstáculos, eventualmente huyen de un perro, el mejor aliciente para pedalear rápido,dicen.Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan el ruido de los neumáticos en la grava, en las hojas, en el lodo o los gajos de las llantas en el pavimento, todo esto es música para ellos.
Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan zapatillas con clips para no desprenderse de su adorada bicicleta aun ni cuando salgan volando por los aires con ella. Traspiran el jersey, el casco, las calzas y los guantes miden su tiempo y su cadencia una y otra vez. Tratan de ganarle a alguien. Solo ellos saben. Se inscriben en todas las carreras... rara vez ganan una. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que pedalean entre rocas y ríos a la mañana se levantan como niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con carne asada y cerveza apenas termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.
No están bien. Se anotan en carreras de ocho o diez u ochenta kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco o a los que haya que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que pedalean parecido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro ciclista... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Compiten ferozmente cuando se les pregunta "contra quien?" invariablemente contestan que contra si mismos. Cuerdos... no están. Se esmeran hasta el ultimo aliento para pasar a ese ciclista su competidor aserrimo, pero si lo ven en desgracia se detienen a auxiliarlo, quien les entiende? Llegan a la meta exhaustos, sin aliento, llegan en ultimo lugar y aun así levantan los brazos en señal de triunfo, seguro no están bien.No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos. Me ponche, el desviador trasero que fallo, los cambios venían saltando, la desvelada de hace dos días, el trafico lento de los que salieron antes, perdí el camino,en fin...
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado, en casos extremos las piernas se rehusan a continuar... pero siguen. A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y quince kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo ahí.Están locos. Yo los conozco bien. Se felicitan entre ellos, recuerdan partes de la pista, del recorrido, platican de la bajada infernal y de la cuesta insufrible, platican de como las conquistaron, todos hablan todos escuchan.
Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Miran con cariño y sin lástima al que llega veinte minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo. Se agrupan por equipos y comparten con esa segunda familia parte de los domingos, comparten todas las fotos que le sacan y no advierten que son iguales a la de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. –Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último. Sufren caídas, se lastiman, descansan e invariablemente se vuelven a trepar en su bicicleta. Dicen que las heridas sanan, el dolor desaparece, pero que la gloria vive para siempre, debe ser por eso que están locos. A veces salen solos en compañía de su inseparable bici. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismos- una hora por día. Ellos lo disfrutan. En esos parajes que parecen exclusivos para su deleite únicamente.
Lavan, arreglan, aceitan y abrillantan a su bicicleta, con tal cuidado que mas pareciera que la veneran. Estoy seguro que si pudieran la llevarían al trabajo. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Nunca se acuerdan de como empezaron pero se preocupan por invitar a otros. Como quien quiere compartir su fortuna con los que quiere. Se creen descubridores de un gran secreto al que solo tienen acceso los que siguen sus huellas en la bicicleta de montaña. Aquellos a los que convencen de probar una vez, en unos meses, empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos mismos.
Me parece que quieren ganarle a la muerte, ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Una cosa es cierta, están completamente locos y solo ellos y los que se atreven a seguirlos, son capaces de disfrutar esa locura como lo hacen ellos. El mundo seria otro, sin duda, si hubiera mas locos así.
1 comentario:
que lindo relato sebi!! no lo conocia. Me emocione!!!! Por suerte estamos lo suficientemente locos para disfrutar de las cosas lindas que algo tan simple como una bici nos puede brindar. Gracias por compartirlo
Cyn
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