martes, 12 de octubre de 2010

Tocamos "El Cielo"

Estimados amigos lectores, esta vez la musa volvió más rápido de lo previsto para ayudarme a describir las andanzas de cinco hidalgos caballeros montados en sus fieles corceles de aluminio, de cómo emprendieron una gesta de singulares proporciones, de cómo, cual cinco vikingos, navegaron los canales del Delta, y de cómo después de 140Km regresaron victoriosos al calor del hogar, la cual, como un noble juglar medieval, trataré de narrar.

Esta vez, el domingo 10 de octubre, la salida arrancó tempranito con el destino, casi cierto, del camping El Cielo en algún recóndito paraje del Delta del Paraná.

Nota: Que suerte que el camping era El Cielo... No quisiera imaginarme como hubiera sido El Infierno! De hecho todos pensamos que algun televisor habia quedado prendido luego de que finalizara la transmisión, sin embargo el ruido era natural... Habia como seis millones de moscas que se encargaron de musicalizar la estadia en “El Cielo

Tempranito, antes de las 7:00, nos empezábamos a ver las caras, que, con extraños, aunque temporales, tatuajes maoríes debido a las interminables batallas libradas contra nuestras almohadas, afloraban como marcas de combate, denotando claramente que algunos todavía no nos habíamos despertado.

A las 7:10 los cinco jinetes, incluyendo a Seba, Juancho, Rober, Gus y quien suscribe, habíamos emprendido viaje por Av. San Martín con la contradicción propia del sueño y la excitación del pedaleo, lo que hacia que por momentos no dejáramos de charlar acerca de que íbamos a comer, cual era el plan de viaje, etc. Y que en otros momentos nos abrumara un sepulcral silencio que con una perfección casi profesional nos encargábamos de destruir segundos después.

Ya llegando a la Av. General Paz agarramos por la colectora hacia la derecha encontrándonos en minutos con la Av. Balbín, por la que doblamos a nuestra izquierda adentrándonos en las tierras bonaerenses.

Sorprendidos nos encontramos cuando atemorizados por la mala fama que canales de noticias le hacen al primer cordón del GBA en vez de escuchar disparos de arma de fuego escuchábamos como las flechas cortaban el aire con zumbidos que nos estremecieron... Si... nos habíamos adentrado en el territorio Querandí!

Así, casi emulando a Don Julio Argentino Roca en la Conquista del Desierto pero con un perfil bastante menos belicoso, seguimos derechito por Av. Mitre hasta desembocar en la colectora de Panamericana ya cercanos a San Isidro.

Habiendo llegado al desvío hacia el Ramal Tigre y luego de un desconcierto en torno al camino a seguir, nuestro invaluable Guru pinchó.

Para ese momento a las 8:00 y con casi 25Km recorridos ya todos nos habíamos despertado lo suficiente como para transmitir nuestra energía a la gente que placidamente dormía en su casa un domingo por la mañana hasta que su sueño fue interrumpido, con todo éxito, por cinco salvajes que a los gritos mantenían conversaciones que, siguiendo la forma de una discusión trascendental, se encontraban totalmente vacías de contenido.

El plato fuerte, sin embargo, llegó en el mismísimo momento en que Seba decidió que tenia calor y debía quitarse parte del abrigo con el que venia. En ese mismo momento, cual Linda Blair en el exorcista, los pobres moradores de la casa en la que nos habíamos detenido y que, ya resignados, nos observaban por la ventana, comenzaron... bueno, no voy a entrar en detalles pero imagínense que ni caminaron por las paredes ni tampoco giraron la cabeza 360 grados.

Bueno, volviendo al relato, una vez resuelta la pinchadura volvimos a rodar a buen ritmo cuando ya casi llegando a la Planta de Ford (en Pacheco) nuestro Guru propuso detenernos, cosa que por acuerdo unánime aceptamos postergar hasta Escobar, luego de nuestra escala obligada en los sanitarios y de aprovisionarnos cual si fuéramos a cruzar el Polo Norte caminando descalzos, encaramos para una plazoletita justo enfrente de la estación de servicio.

Cuando ya nos disponíamos a comenzar nuestro desayuno tuvimos el agrado de cruzarnos con Agustín quien nos dejo una frase memorable...

Si tienen algun problema...” finalizándola en un silencio que dejo entrever que si efectivamente teníamos algún problema llamáramos al 911 o... bueh! Ustedes me entenderán.

Luego de un frugal desayuno a las 9:30 y luego de haber recorrido ya poco más de 55Km arrancamos nuevamente con rumbo norte hasta Otamendi y si, no podia faltar, nuestro amigo eterno de cada salida, el viento, se hizo presente.

Lo sobrellevamos bastante bien y nos ilusionamos, en vano, cuando entramos nuevamente al ejido urbano de Otamendi, que nos daría la bienvenida con una subida interminable... Para poder recuperar luego un poco de aire en una breve bajada que nos depositaria en la estación de Otamendi donde sacaríamos las fotos de rigor.

Mientras sacábamos las fotos en la estación presenciamos el arribo del tren, del que, una vez detenido, no dejaba de bajar “gente” con bicicletas que hacia que nosotros nos viéramos prácticamente como ciclistas profesionales que vienen de conquistar el Col du Tourmalet en Los Pirineos franceses.

Así luego de todas las fotos posibles encaramos el ultimo tramo hacia la primer balsa y todos esos, a nuestros ojos, improvisados que bajaban del tren, no dejaban de tirarnos tierra en la cara porque eran inalcanzables...

Esos son los momentos en los que uno se replantea la actividad fisica y dice “...Tengo que invertir tanto para que este muerto que viene cargando una caja de herramientas en el portaequipaje se transforme como por arte de magia en el rival a vencer y que ademas sea invencible?...” Para nuestra tranquilidad nosotros veníamos con 80Km encima y ellos con 10 cuadras... El caso es que mientras nos aferrábamos de justificaciones banales, pero efectivas, llegamos a la primer balsa que como era de esperar y porque Murphy es argento, estaba en la otra orilla.

Aprovechamos para hacer los llamados de rigor y nos relajamos lo suficiente para encarar la ultima hora hasta el camping que como para coronar un esfuerzo importante era por unos caminos de tierra muy pintorescos pero cansadores por varias razones, por la rotura propia del camino, porque tenia muchos tramos arenosos y finalmente pero no menos importante porque ya eran mas de las 12:00 y el solcito empezaba a liquidarnos en un camino que prácticamente no tenia sombra.

Así aprovechamos los dos brevísimos descansos en las balsas que nos faltaban y para las 13:00 y con 102Km arribamos al camping en donde nuestra travesía se interrumpiría hasta las 19:30 hora en la que desembarcamos en la Estacion Fluvial de Tigre después de 3 horas de lancha colectiva que paró en todos y cada uno de los muelles del Delta!!!

Respecto de la breve estancia en el camping ameritan ser contadas un par de historias.

La primera y más importante... la de la moza, quien gentilmente nos acercaba desde el lejanísimo “buffet” los sándwiches de milanesa que, viendo que los víveres con los que contábamos no iban a poder hacer frente al hambre que teníamos y que para evitar entrarle a un bagre, habíamos comprado.

Resultó entonces que, cuando la señorita se hace presente a nuestro lado dice “...Por ahí necesitaban cuchillo...” y nosotros que habíamos dejado nuestra caballerosidad al resguardo de Romi, July, Flor y Euge que se habían quedado remoloneando en sus respectivos aposentos, ni lerdos ni perezosos le dijimos “Si, necesitamos” y ahí fue la pobre mozalbeta en busca del filoso instrumento.

Sin embargo el sexo débil fué violentamente abandonado cuando luego de un intercambio verbal terminó aceptando que éramos todos unos pelotudos por no habérselo pedido en principio y al mismo tiempo que pedimos los sándwiches.

Cuestión que una vez que llega con el cuchillo, Gus con una sonrisa Colgate le dice, sabes que no tenemos destapador para la cerveza y ahí... cuando temimos por la vida de nuestro joven Acertijo, porque la chica todavía tenia el arma en mano, la damisela sencillamente le contestó con un “... te paras, caminas hasta el bar y ahí te prestamos uno...” dejando implícito un PELOTUDO!!!! Con mayúsculas y negrita.

Luego de un frugal almuerzo en el que le hicimos honor a todos los víveres con los que contamos, e incluso atacamos algunas tiendas en busca de mas alimentos, nos deleitamos con el budín de Flor... y nada más... porque los que nos conocen saben que esto termina, irremediablemente, en la banquina.

Bueh, así fue que nos dispusimos a amodorrarnos bajo un árbol hasta que un sonido abrumador salio de una camioneta que se encontraba estacionada a nuestro lado... pensamos en lo peor... que alguien se había ido más a la banquina que nosotros y se estaban propiciando cariño sin respetar el horario de descanso de cinco ciclistas agotados por tan épica gesta... pero enorme fue nuestra sorpresa cuando vimos que las puertas se abrían y cual Carl Denham en Nueva York la otrora camioneta se convertía en jaula que dejaba salir al mismísimo King Kong!!! Un hombre de unas proporciones escalofriantes que explicaban el chirrido de la camioneta a su paso...

En fin... La tarde transcurrió en paz con varias charlas simultaneas que fueron lacradas con un acuerdo de sangre entre los integrantes, motivo por el cual no me explayaré sobre el particular y quedando todas gratamente guardadas en nuestra memoria, en especial la historia del pato... bueh! He dicho demasiado...

Alrededor de las 16:00 nos acercamos al muellecito donde el Señor Miyagi (apodado asi por su ascendiente oriental en lo que a “fotografia continua” refiere) JuanChangCaine (a.k.a Mango) Rober, Seba y este humilde escriba, luego de cargar las bicis en el techo del Power Boat que nos traería de vuelta a la civilización nos dispusimos a torturarnos al borde mismo de emular a Totito en una eterna vuelta conociendo cada una de las moléculas de agua del Delta.

Una vez en Tigre y luego de los llamados encaramos raudos hacia nuestros respectivos hogares arribando cerca de las 21:30 con un cansancio incalculable pero acumulando nuevamente una salida plagada de momentos inolvidables con grandes amigos y uniendo una vez mas, como reza el lema de este humilde espacio, el ciclismo con los placeres terrenales.

Les dejo un fuerte abrazo y será hasta la próxima.